lunes, 25 de febrero de 2013

AMA mos


Nos amamos mutuamente,
como nadie lo ha logrado,
pero nunca al mismo tiempo.

deley

"
Todos tienen el derecho a empalagarse y la obligación de pasarlo a la derecha."

Nadamental


Buscando un foco en la caja de herramientas encontró el taladro. Lo examinó por todos lados. Vaya diseño tan inspirador, pensó. Cada uno de sus ángulos pedía permiso para hacer un acto de destrucción. La destrucción bien empleada es sinónimo de creación. ¿Qué había creado? ¿Qué había destruido últimamente? Nada. No desde su última pelea con ella: la esposa de su hermano y su amante de años atrás. Fue ella quien una navidad le puso el alto. La primavera estaba por llegar habiendo transcurrido el tercer aniversario de aquel incidente en Nochebuena. Al principio todo fue para bien, pero la amargura es silenciosa. Entra lenta y sigilosamente en la cabeza; para cuando uno la percibe es que ya tiene inundada la azotea. Así se fue agriando la situación. Su hermano creía, quién sabe lo que aquel zoquete pensara, si nunca cayó en cuenta del amorío seguro que las discusiones le pasaban de largo aún más. La última pelea ocurrió en la casa de campo de los padrinos del niño. Él fue porque sí, porque nunca tiene excusa alguna ante cualquier invitación. Ya de noche, cerca de la barra, le hizo un chiste del pasado. No pretendía nada más que una sonrisa de su parte. Nada. ¿Quién era ella para determinar cuales eran los momentos para reírse del pasado y cuáles no? Ella tenía el capote que tapaba y descubría lo que le convenía. Él, en los mejores casos alcanzaba a ver las estrellas siguiendo el capote. El resto de las ocasiones se reventaba la cabeza contra el muro. Volteó a la pared del garaje, ahí estaba su última pieza. Cubierta en polvo ahora. Sosteniendo el taladro se sintió inspirado. Como fuente de rabia, una mujer y él mismo como objeto de ambas. Se plantó la broca en la sien. Jaló el gatillo. El hueso pulverizado iba cayendo en el cofre del auto, las diminutas gotas de sangre llegaban hasta el zaguán. Después de un buen rato de darle se fue mareando. Aburriendo. Abrió la caja de herramientas de nuevo. Encontró un alicate de punta recta. Se arrancó los párpados. No le llevó mucho tiempo. Por la repisas fue tentando hasta encontrar el amoniaco. Se vació el bote en la cabeza, procurando que la mayor parte resbalara hacia el boquete. Sus tímpanos, antes de quedar inservibles le hicieron llegar el sonido de como se chamuscaba el cerebro. La ira y la creatividad, enroscadas en sí mismas, le iban abriendo el apetito de seguir. Se tambaleó hasta el auto. Recargado en el cofre sintió náuseas. Se recompuso. Lentamente se enderezó. Dio dos pasos hasta recargarse de nuevo en las repisas. Lo más cerca que le quedaba era el bote de pegamento metió las manos. Le iba costando más moverse pero con pensar en ella las ganas actuaban por sí solas. Con las manos bañadas en pegamento tomó un manojo de clavos. Se cayó de nalgas. En lo que pensaba en el siguiente acto de su pieza se tapó el agujero de la cabeza con la mano repleta de clavos y pegamento. ¿Qué más? Para coronar su obra algo más habría que hacer. ¿Pero qué? y ¿porqué? Entraba una línea de luz por debajo del zaguán. La siguió con la vista hasta ver la puerta, allá, a lo lejos. Vio sus pantalones y los desconoció, no recordaba ni donde los había comprado ni cuanto habían costado. Sabía que se tenía que hacer daño, pero no sabía porqué. Se enojó con él mismo por no intuir sus propios motivos. De qué servía todo esto si no había una razón válida. Qué tonto. Algo recordó sobre un foco, pero poco importaba ya. Poco importan las cosas ahora que no hay luz en la casa.


sábado, 16 de febrero de 2013

Siestas


Te ganó el sueño en el momento incorrecto.
Se deshojó el calendario y con la prisa mal colocada quisiste vivir todo lo que 'a tí te tocaba' y ahora ya no se puede.
Haciendo como si pasara nada,
escondiendo la vergüenza
de ser uno de esos
que nunca sufrió el desamor,
que nunca lloro ante la nada,
que nunca trazó nuevas llagas por un olvido no solicitado.
No lo confiesas.
No haces nada.
Porque ese es tu estilo.
El de un fantasma que no flota. No camina.
Se estanca.

viernes, 15 de febrero de 2013

Tempo rary


Based on a true story
(waiting to happen)

miércoles, 13 de febrero de 2013

Casava


Las raíces y caminos avanzan sin brújula pero con rumbo.
Los números que el matemático descubre son secretos prestados.
El fin del mundo nos llegó el día que las flores empezaron a exigir atención; no el día que los ególatras nos empezaron a regalar su tiempo."

Big little Mama


Go outside and walk, take a mental picture.

domingo, 10 de febrero de 2013

Entre chavos, chabones y chavales

Los pajaritos también son historias,
los cocodrilos mentiras,
las abejas ya no sueñan
y los pinguinos lo único que piden es lucidez, sino en el ártico al menos en las bibliotecas.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Ahoguera

Sin ganas de lástimar pero con mucha hambre de un cariño que no le correspondía, mordisqueó las orillas de la sábana hasta quedarse casi desnuda en la oscuridad. Al regresar la luz de los mimos ojos se despeñaban cálidas lágrimas y una mirada petrificada ante el gélido cuerpo que sólo tuvo tiempo de amar.

Mino Tahúr

Era un cerdito con fósforo en vez de colmillos. Desde lejos lo veía yo, pálido a la luz del parque nocturno. No tenía nombre. Ya casi nadie porta uno hoy en día. Se me acumulaba el frío en las narices. Aún así no me iba. Espera que el cuino de cerillos hiciera algo. Sabía era el indicado para presenciarlo si es que algo sobrenatural fuera a acontecer en esa noche. Sin concientizarme mucho al respecto me enorgullecía de sentir el valor en mis codos matándose contra el asfalto. No me movía. Habiendo perdido tanto y sin muchas ganas de recuperarlo mi fortaleza se había vuelto la permanencia. La inamovibilidad de un cuerpo es pereza hasta que hay alguien con ganas de apañarse la mejor vista. Lo mío era fuerza combativa. Generada e invertida en presenciar algo imposible]. [¿Para qué. La imaginación de la fantasía queriendo explotar pero sin rumbo alguno; yo retenía la mirada sobre el cochinito. Me probé mi hambre por querer tener algo único, irrepetible, indescriptible e insoñable sólo para mí. Constaté que mis ganas eran mayor que mi talento y que mi ingenio para resolver mi trágica promesa de ilusión. A cuantos no les pasará?]
[A cuantos no]
Y cada noche de los colmillos se hace la combustión.

domingo, 3 de febrero de 2013

Banquetas

Caminaba encontrando formas en el asfalto. Para olvidar el hambre. Queriendo ser normal.