lunes, 27 de julio de 2009

Sentimientógrafo 2000 (Edición Limitada)



I'll tell you what my problem with time is... it goes by.
And I guess that's why they call it the blues.

domingo, 12 de julio de 2009

happy 51



second century breakdown...

cAs A hogAr


Yo no te puedo salvar de mí mismo, por eso habremos de caer juntos...

Hablamos de las anécdotas que nos unen.
Escuchamos lo que el otro hizo cuando no lo estábamos viendo.
Discutimos, con la profunidad que cada uno puede llegar a alcanzar, sobre temas globales que nos atañen a todos: arte, emociones, música y en casos más lamentables: economía o política.
Nos arrullamos con las canciones que aparecen "justo" cuando las necesitamos.
Juegos o dinámicas adornan la ocasión.
Unos beben.
Otros fuman.
Los de allá comen.
Todos se miran.
Hay quienes gustan de planear, y otros que disfrutan el jugar a planear.
Esporádicas caricias para los más afortunados.
Emociones que ebullen, manifestándose en caricias sorpesivas.
En la cocina se topan quienes buscan hablar con la pasión (o la razón según el caso) a flor de piel.
Abrazos sinceros condensados a un horario particular.
Para la próxima habrá otros nuevos.
Algunos de los hoy presentes ya habrán partido a un nuevo viaje.

Hechos aislados que al parecer no son más que formas de pasar el tiempo y no atender nuestras responsabilidades (reales o psicológicas).
Hechos que al parecer estan tan huecos de vacío como las oraciones que los describen.
Da igual.
Da igual porque hay que estar ahí para saber.
Da igual porque entre pasar el rato y no atender al resto del mundo, HOY salimos todos siendo más amigos.

viernes, 10 de julio de 2009

To Be Myself Completely


Regocijar en la nostalgia:

Es de las acciones más innatas que tiene el hombre. Muchos huyen del sentimiento por carencia de fé en sus recuerdos. Ahora bien, nosotros los regocijadores, nos entregamos constantemente al momento.
Empieza por darte a la caída dominical del sol, en el camión, en la carretera o aquellas mañanas donde no podías salir a recreo. Luego lo vas encontrando en los viajes. Te mueves de lugar a lugar y vas encontrando esos momentos de manera más repentina en las despedidas que apenas son bienvenidas. Viajas sabiendo que el camino nunca vuelve a pisar por de vuelta, y donde es inevitable extrañar a aquellos que nos han marcado. Y terminas por dominarlo y provocarlo casi adictivamente. Lo catalizas con canciones de Belle & Sebastian, suspiros y asomándote a la nube más cercana.
Creo yo que tiene que ver conque son instantes en los que te encuentras en movimiento absoluto o nosotros con el entorno quedan completamente estáticos. Y es en esos opuestos que uno tiene la capacidad de tener perpectiva de la vida misma. Lo primero que vienen son los recuerdos de eventos recientes o largamente olvidados, da igual. Luego te afirmas a tí mismo con pequeñas conclusiones que se vuelven accesorios de nuestro andar. Y por último quedas en estado de total contemplación, liberándote de tu propia mente por contados segundos.
Estas melancólicas esferas que nos llegan o nos regalamos tienen un poder adictivo de corte violento. Su peligro radica en que se alimentan de la memoria, que si no es constantemente surtida de experiencias, se carcome a sí misma. Por lo tanto, nosotros, los regocijadores, tenemos la bella responsabilidad de vivir siempre hasta el límite de la satisfacción. Nunca pensando en lo que no sucedió sino siempre con la mira en lo no se descubre... aún. Llevándonos a ensanchar nuestra vida con anécdotas multifacéticas el día de hoy. Siempre con el día de hoy.
Para que cuando mañana nos sorpenda una canción de Jim Croce, tengamos material para regocijar.

miércoles, 8 de julio de 2009

El que se ensució más es quien platica de la fiesta.



"Buffalo buffalo Buffalo buffalo buffalo buffalo Buffalo buffalo."


La capacidad de expresar por medios que no presentan posibilidades de mensaje. ¿Porqué extraño motivo codificar nuestras viscerales ganas de explotar es tan atractivo? Encontramos en la ambigüedad mucho más que un juego. La usamos para crear puentes mentales que nos permitan evitar el choque con nuestros propios principios. La maleamos de tal manera que al final, ella misma se ambigüa y parece que nadie entiende; pero todos saben lo que queda roto detrás de la malla de confusión.

Los que jugamos a pinchar la vida, casi siempre lo hacemos de la manera menos artera posible. La contradicción es obvia: ¿para qué pinchar la vida haciéndonos pasar por inocentes? O no la pinchas o la pinchas bien. El poco sentido de la acción hace todavía más absurdo hablar del tema.

La realidad, para los que nunca se acercan a inspeccionarla, es esta constante rígida que sí llega a brillar lo hace científicamente a través de un switch. En cambio, el faltarle el respeto, manosear lo que tenemos en frente, eso hace que las texturas respiren y provoquen lo que se llaman ilusiones ópticas. Qué soso es darse cuenta que las ilusiones, con movimientos impredecibles y cautivantes, son la realidad valiosa; mientras que lo que en sí es real es sólo un espejo de tiempos pasados, inmóviles.

Codificar, parece ser, es un impulso por recrear lo que nos atrae por su vitalidad. Lo primitivo, lo incomprensible, lo que ebulle desde nosotros, lo envolvente. La ambigüedad que expresa es el viaje desde nuestra racionalidad hasta el llamado de la naturaleza. Todos llegamos allá más viejos, con muchas experiencias y pocas ganas de volver.

No se ve hacia atrás del camino porque lo que valía y lo que no, ya lo llevamos impregnado. Más bien seguimos avanzando, llevándonos los unos a los otros mediante las cicatrices compartidas. Y al final se pretende arrivar a la ambigüedad que al estar 100% codificada regrese al punto de ser una dualidad vital.

lunes, 6 de julio de 2009

Una locomotora destruyó mi habitación



Ojalá al final de todo esta vida despegue al final tan confundido como aterricé, porque hasta ahora, no tener idea de cómo o porqué hago lo que hago me sale de lo lindo.