viernes, 31 de julio de 2015

El lujo de despertarse molesto


Héctor se levanta todos los días. Se talla la cara con fuerza ante el lánguido chorro de la regadera. Se amarra primero el derecho y luego el izquierdo. Desayuna de pie, bajo el marco de la puerta, con prisa. No se despide de nadie. Todos duermen.
Héctor trabaja todos los días. Empieza con los nudos de abajo y va apartando la lona hasta usarla como techo del puesto. Canta con gritos que aturden y cautivan a las oleadas de ensimismados que pasan frente a él. En las horas muertas platica con Hilda, de las crepas o lee el periódico sensacionalista.
Héctor viaja de vuelta a casa por hora y media todos los días. Con la derecha se recarga en la ventana o se aferra al metal, con la izquierda protege el dinero que lleva. Las luces cálidas y tristes del transporte obligan a todos a asomarse a la noche que cobija a todos y todo con su manto de indiferencia.
A veces en la mañana, a veces en el trabajo, otras de noche, Héctor se acuerda de cómo su hija Patricia hace reír al bebé al bailarle moviendo las nalgas y él también se ríe.

jueves, 30 de julio de 2015

airtight


The say nobody knows you when you're down and out.
They say that when it rains, it pours.
Still, they forgot to mention that undiscovered friends and long-showers enthusiasts.

martes, 28 de julio de 2015

Valle


La humanidad se siente casi siempre como un elevador sobrepoblado; y el arte es esa brisa que te hace sentir que ya casi llegamos.

lunes, 27 de julio de 2015

Aura tarascada


Hubo un incendio que nunca oí,
distraído por nuestro momento,
fue una llamada que no sentí;
me convertí en mordida al viento.

Ahora que ya somos; por siempre fuimos, lo que algún día seremos.

jueves, 23 de julio de 2015

a faster brain


who needs one?

40 dedos


Perdón.
Amanecer atropellado era lo único que yo quería.

martes, 14 de julio de 2015

óuverdúet


Va corriendo un monito de líneas rotas. No tiene volumen. No tiene reservas, ni ganas ajenas. Es un garabato que huye del nudo que recién lo emancipó. Es un mundo plano, sin sombras, sin horas. Uno quiere que tenga sueños, que afronte sus culpas, que se emocione con los logros de un dibujo enmarcado. Más los pies de filosas rectas en la hoja blanca no resuenan, no hay compañía en el recorrer o el regresar.
Él gira la cabeza. Adelgaza su presencia aún más. Al borde de la desaparición, vuelve a su bidimensional persecución de poco y nada. Lo que más quería él y nadie más, ahora es lo que más le pesa. Lo que más extraña es no tener que lastimarla. Lo que menos le falta es un mundo, perdido en su chata crisis, el riesgo de un universo más grande es poco alentador. Pero a ése monito, dibujado por tu mano errante de miércoles por la tarde, no le falta, ni le sobra. Es llano. Eres tú, amparada en una inolvidable sonrisa de arena la que quiere salvar sus líneas rotas; que el haz amarillo, que recién cruzó el universo hasta tu escritorio y se cargó de recuerdos marchitos, le permita el significado que aquí afuera no existe, nadie regala.

De la exageración se deriva la reproducción, del aferre se cae a una generosa cascada de liberación. Y todos los recuerdos que no estrenas, se columpian a vidas vecinas jamás retratadas.

An improbable myth


I started this back then. When I didn't know who I was gonna be right now.
The fear ain't coming from not knowing who you'll be, it's reaching your senses because you don't know if you'll remember who you were once upon a time.

miércoles, 8 de julio de 2015

la fachada interior


Todo suena igual. Son quejas de los silenciados escritas en las paredes de concreto. Todo vuelve a dar la vuelta. Cuando las cosas dejan de ser recuerdos se convierten en estrenos. Las historias son las mismas porque las personas son las mismas porque tu madre es hija de tu abuela y ella de su bisabuela, todas te parieron a tí, que eres nadie. Son fantasmas las esquineras. Son fantasmas las estaciones de radio. Son fantasmas los descubrimientos y sus alaridos: a la moda, de pánico, de denuncia. Todo es nada en este pueblo. Todos buscan un lago más pequeño para sentirse más grande. Yo de chico fui a disneylandia, y tú no. Yo en mi escuela tuve el mando hasta ser corrido, y luego ya no. Yo un rato me perdí entre callejones y lo que hice ahí, tú no. Son todos los mismos suspiros, pujidos, lamentos y silencios. Tu vecino se fue preso. Tu papá te dejó desde bien chico. El buen clima no regresa este año. El internet no va a tu paso y pareciera que toda tu vida has de arrastrar los minutos que le sobran a un libro viejo. Querías cantar. Querías escribir. Te obligaron a trabajar. Huíste para ser fotógrafo, para conocer el Ganges, para drogarte -ahora sí- en serio. Luego en un café, se te acabaron las ideas y te alcanzó el delantal. Se te impregnaron las canas y te dominó el cansancio. Y cuando ya eras un viejo esclavo aprendiste que todo sigue igual: que la libertad es para los que financían la aspiración, que el tabique y la madera no pasan de moda y que el rechazado neón pronto volverá a ser la obligación de las veleidosas que, aún vetusto, te tocan los huevos. Es tarde es tarde es tarde es tarde es tarde es tarde es tarde es sangre es tu tarde es de díos de un díos el díos. Ya nada cambia, sólo el miedo que el sol va sintiendo conforme se hace tarde. Ya no quiere arriesgarse con tanto reos y fantasmas sueltos. Las sombras van callando a las páginas, a la ropa, a las paredes, a los carteles y sólo queda muy al fondo de una oscura cantina una televisión con el reporte del día. Da la hora: es tarde. Habla de muertos, la sangre. Explica las causas políticas de conflictos repetidos a través de siglos y la nota es un estreno de un recuerdo olvidado, hechos añicos los gritos de un pueblo a-sesinado por un díos maldito con poca imaginación y sin generosidad de coraje para un sol pusilánime que deja a los desamparados y a los aburridos a buscar calor en las profundidades de una roca flotante.
Por eso bostezamos. Por eso nos robamos. Por eso desconfiamos del nuevo día, que aún con su inocente rocío no deslava lo que nos hemos ido muriendo noche tras noche.