miércoles, 29 de marzo de 2017

del otro lado al revés también (sin cadencia, con crecer)


Sentado en su banquito: el mocasín derecho en el pie izquierdo y por supuesto, del otro lado al revés también. Llevaba, hoy como cualquier otro día, los calcetines arrugados, las bermudas ceñidas y el cuello de la playera devastado por lavadas, jalones y un sólido uso como limpia-sudor y todo tipo de secreciones faciales.
Lento, me acerqué con el cachorrito en las manos. Alzó la cara por primera vez en días. Lo vio dormido y reaccionó nada.
- No quiero más mascotas, ya entendí.
Se puso de pie y se encerró en el armario de la cochera toda la mañana; mientras a ella y a mí, lentamente, se nos descascaraba el corazón.

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