domingo, 6 de septiembre de 2009

2 de a 2


Sí, sí era fiesta.
No, no me acuerdo de todo.
Pero igual estamos los dos ahí.
Y bebo mucho y bebo rápido para tener el pretexto de acercarme a la barra.

Entre chistes trato de hacerte entender con la mirada, que no vine simplemente a contarte chistes o verte.
Y siempre huyo.
Me voy antes de que se termine la conversación para que nos quedemos con ganas de más.
(Para que no te des cuenta de lo ordinario que soy).

Altas horas de la madrugada.
Cigarros.
Vasos vacíos.
Música por todos lados.
Y entre todo eso me siento solo.

¿Porque no se van todos?
¿Porque no te vas tú?
¿Porque no me voy yo?
Porque en el coche el sentimiento sólo empeora.

Por ahí he oído que se siente así.
En alguna película ví algo parecido.
No leo libros, pero seguro que alguno tendrá que ver.
Pero nada como esto. Ninguno habló de sentirse tan débil y tan fuerte al mismo tiempo.
Nadie nunca. No así.

Y el tiempo se va.
Pasan los tragos y pasan las horas pero acá seguimos.
Sin ofrecerme logro poder llevarte a tu casa.
El radio no ayuda, pone canciones que buscan decir 'yo a tí te...' pero no arriesgan tanto y lo encubren en tontas canciones de fiesta.

Risas y humo de cigarro salen volando por la ventana.
Nadie se atreve a sobrevolar el freno de mano.
El cinturón lo hace todo más complicado y la despedida se vuelve trágicamente casual.
Un giro de cabeza antes de entrar es suficiente para enfermarme de insomnio.

Altas horas de la madrugada.
Cigarros.
Vasos vacíos.
Música por todos lados.
Y entre mis ideas me siento solo.

Y no, no es fiesta.
Nada más me acuerdo de todo.
Sigo tatúandome los recuerdos que generamos por sí algún día es todo lo que tuve...

2 comentarios:

Unknown dijo...

Muy bonito Santi, como le hago para que me invites a escribir.

Maza dijo...

Qué bueno que te gustó. Te invito a escribir pero primero me tienes que decir quien eres...