Y vienes desde lejos viendo un sin fin de imágenes que buscan representar la vida. Pero nunca una lo ha abarcado todo. A lo sumo, los mejores ejemplares evocan un sentimiento que tuviste algún momento. Así de efímero es el mensaje. La comunicación siempre es puntual y con remitente. Ya sea que se derroche en letras, pixeles o notas, nunca alcanza la continuidad que tu siempre has vivido.
Porque siempre has sido vos. Desde que recuerdas y hasta donde te imaginas, siempre eres tú. En continuum que en sus mejores fachas se presenta como una barca que nos transporta por nuestra propia vida; pero es capaz de restringirse el espacio hasta convertirse en la peor celda de la que podemos ser miembros.
Pequeños instantes de fuga nos otorgan la perspectiva de quien somos. Ojalá hayas tirado bien los dados y seas lo que te guste. Porque si eres de los que no se tolera a sí mismo, compañero, eres un dolor de bolas para el resto. Sin pierde. Nunca se ha dado la excepción y no tiene porqué darse. Habrá que hacer un esfuerzo por ser buenos compañeros de nosotros mismos dicen por ahí.
Igual hay que escondernos para después corretearnos, e ir trazando nuestro propio camino. De pequeño es más fácil, uno se pira más fácil. El maldito (sí, maldito) entorno nos ciñe las ideas y luego jugar a las 'escondidillas' en los recobecos de nuestra cabeza es cada vez más complicado. Un medio son las castigadas drogas. Un medio efectivo eso sin duda. Pero también se puede hacer 'sin trampa'.
En un descuido desaparecemos de nuestra propia mirada y nos apretamos contra la sombra que genera nuestra nuca. Ahí, donde se es libre de pensar cualquier elemento, de mamarrachadas a genialidades, lo más rico de todo...
lo más más sabroso...
no es jugar al ocurrente...
ni de pedo al nostálgico...
lo mejor...
es verse fluir...
dejarse llevar...
porque cuando es momento de no pensar...
es vivir el momento.
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