sábado, 9 de enero de 2010

Barriletes Nocturnos



I - Comparar a dos hombres tiene el mismo sentido que debatirse entre qué es más útil para el invierno, un pelícano o una liga.


II - ¡Aquí estoy Diógenes!


III - "Se le hizo creer..." Es una oración que cada que leo, lo hago con pena; esa composición de cuatro palabras que forzosamente lastima.


IV - Cuando no piensas si estas en el aquí y en el ahora es cuando estás.


V - En un cielo donde el gris y el azul se encargan de hacer un sólo color, despunta un rombo naranja que de alguna manera flota entre esas sensaciones que se suspenden entre las nubes. Serpentea el aire y pasa de estar en perfecta comodidad a tratar de sacudirse su correa. Papalotes que nadan en el viento. Su sencilla estructura mezclada con la tecnología más simple los convierten en un poderoso símbolo de libertad. Son siempre un gran pretexto para recordar las ilusiones desproporcionadas que tenía uno de niño. El ligero barullo que emana de la comunión entre el viento y el papel nos llena de nostalgia por lo asombroso que es vivir. Añorando lo pasado y lo que todavía no llega. La felicidad en las alturas se puede ir empañando conforme uno desciende a través del hilo que une lo terrenal con lo fantasioso de todo lo que ocurre 'por encima'. Esa melancolía por lo bonito, que arropa al mismo tiempo que mata, se transforma de último momento cuando siento tu mano ayudándome a mantener el vuelo.

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