jueves, 3 de noviembre de 2016

vecesversosbesosbestias diez


*Dos rollizas viejas dando vueltas sobre su eje a medio banquete. *Una parvada de golondrinas como puntillismo en el cielo. *Las ganas de querer buscar algo. *El trabajo de un asistente de velador que ve la tele por horas y no recuerda una sola imagen que pasó ante sus ojos.
Es aleatorio, sí; pero una vez que existe ya es intencional. Tan sordo como un peluche y tan triste como una cortina vieja, así me veo. Nadie sabe que espío a una adolescente recién salida de un nocturno regaderazo con los senos vulnerables al lujurioso y estático aire de una habitación citadina. Ella sabe de mi existencia; y en este mundo que todavía existe, queda un rastro de suciedad en su acto. Suenan esferas chocando entre sí en mi cabeza. Caen mareados globos de un puente campirano a un río que agoniza. Una abuela rumana, con la cabeza envuelta en un pañuelo, se ríe de mi mediocre imaginación. Por eso hay veces que me gustaría haber sido yo pero alguien más. Las uñas de negro, tatuajes perversos en tinta rosa y un rotundo aborrecimiento por el silencio, pienso o creo. No sé cual es la diferencia.
*Las niñas pubertas que se abrazan en suéteres de lana. *El humo de marihuana que nace con fuerza de una boca a media sonrisa. *Un amanecer en parpadeo de neón. *Atrapasueños colgando de un árbol muerto. *Una cigüeña que picotea un pañal cagado en un basurero metropolitano. *Los colores de una bandera que aún no existe.
Todavía hoy -u hoy tanto como siempre- hay lugares a los que no podrás llegar. Que sí existen. Que igual imaginas. Que añoras sin fundamento. Que en su ser exento de pretensión, cuando los ves, te lastiman.

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