lunes, 11 de diciembre de 2017

Detestóse de regreso a casa


Murió con impuntualidad y por ello, le reasignaron la cita hasta marzo, que el próximo año hay elecciones internas en el partido. Arrastró sus horribles zapatos por las banquetas infestadas de basura, chicles mascados y rastros de grasa de animal merendada horas antes. Sin audífonos para abstraerlo, iba caminando escuchando lamentos que no le correspondían, carcajadas de los mugrosos y reclamos a chóferes menores de edad. Aún en semejante congregación de desafortunados, no era meritorio de la pertenencia. Ellos aún eran vivos. Ignoraban ese lento y gris amanecer que a él sólo le recordaba porqué quiso ya no madrugar más al tiempo que no le dejaba olvidar, con achaques viscerales, lo tonto que hay que ser no saber morir a tiempo.

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