miércoles, 15 de febrero de 2012

Cascabilis

En caso de tratarse de un desamor ordinario, solicíte a la instancia más cercana material alucinante, destructivo y complaciente.
Escuchar sirenas es un síntoma común. No desespere. Episodios de esta índole le suceden tanto a criminales como a marineros.
La autogestión sexual es un auxiliar, más no la columna vertebral de su sanamiento.
Abusar del chile conduce a pérdida de energía a través del sudor, a la intolerable picazón y al odio a uno mismo.
Ignore recetas que recomienden dichos menjurjes; han sido rotundamente comprobadas obsoletas.
Sentirse bien no refuta el hecho de que el veneno sigue aún en sus venas.
Sangrías a la serpiente para descubrir el antídoto correcto suelen hacerse en lugares tropicales.
Si ud. no se halla en dichas latitudes pregunte por remedios caseros que involucren entumir partes estratégicas del cuerpo.
No pensar no es sinónimo de ser bruto. No pensar es una elección que hay reflexionar a consciencia para poder llegar a tomarla.
Siempre que maldiga, hágalo a futuro. De esa manera no dañará la imagen consumida de aquella figura que le regaló placer.
En Persia se hablaba de una panacea que no nada más devolvía a uno su razón, sino que favorecía al líbido y al carisma.
No hay, y es altamente probable que nunca haya habido, tal cosa.
Las reglas que no son flexibles están destinadas a ser abandonadas pero hay algo que merece la pena señalar:
Nunca persiga el sonido del cascabel. Invariablemente son víctimas que acaban siendo arrinconadas a guaridas oscuras donde son devorados en menos del transcurso de una noche. Los pocos que salen a la luz después son dementes que se arrastran y responden al sonajeo como autómatas indignos incapaces de recordar que en alguna instancia atesoraban su integridad.
No persiga al cascabel. Usted puede ser que no sienta vergüenza después de amanecer en el lecho de la lobotomía.
Pero, ¿y sus amigos y familiares?


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