lunes, 26 de diciembre de 2016

_mbsp


Decía hasta nunca pero en verdad tenía que haber sido un hasta siempre. Así fue como no se despidió de mi. Así será como yo muy pronto me haga al día imperceptible. Desde allá viene una avalancha de esferas volcánicas, listas para erupcionar en toda dirección: desde el aire, el agua y los dormidos. Son cascadas de luz que nadie cree que no ha visto.
Se crispa el momento para quien ha llegado su llamado. Lo que más eres no está aquí, esta allá arriba. Alza la vista. Afianza a tus nubes. Florece de noche y corre a la luna.
Hasta el día de hoy, descanso cuando te veo. Cierro los ojos cuando te escucho. Me aligero con tu respiración. Me hago fuerte de todo lo que eres y es imposible de percibir con los sentidos. Eres un vigoroso suspiro, a la vuelta del cielo, capaz de atormentar a mi hambriento diluvio.
Existe un fin. Lo ha habido siempre. Hace tiempo que no nos toca el nunca porque ya que nos hemos mirado, se hizo inseparable lo fugaz y lo eterno.

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