miércoles, 21 de diciembre de 2016

un calendario para los muertos


Al año, en este planeta únicamente, hay más de un millón de suicidios (el 1.8% del total de muertes humanas). El 56.8% en el caso masculino (32.% en mujeres) es a través de un arma de fuego. De esos 638,641 suicidios, en promedio, menos del 0.1% son suicidios en los cuales un sujeto recién divorciado se mete un tiro en el baño con una Beretta Laramie .45 y esa misma noche, un ladrón se mete a robar la casa (*una tele Panasonic ochentera) y antes de encontrarse con el cadáver y sin caer en cuenta de su ofensa, tira la nota suicida por la ventana al embarrarle un sobreusado chicle de menta.
La estadística la sé por internet. La historia la sé porque el ladrón soy yo.
No me lo tomo a risa, ésta es mi nota suicida. Tampoco me parece exagerado quitarme la vida ahora yo. Hay cosas que son sagradas y uno no puede ofenderlas. No es que sea religioso. No lo soy; pero tampoco creo que hay que serlo para saber que la muerte es algo intocable. El recién divorciado se quitó la vida a cambio de dar un mensaje. Ignorante de su discurso (busqué la nota por la calle varias horas por la noche hasta que llegó la policía y tuve que huir [alguien tuvo que haber llamado después de oír el cristalazo por el que entré]), me parece que la única garantía de lograr la difusión correcta para que al menos el difunto predicador tenga la atención que se merece y no pasar como un suicida indescifrable cualquiera, es matarme a mi mismo y manifestar esta absoluta ironía para que algún retorcido periodista (al cual agradezco eternamente esta atención -ya que si otros ojos además de los míos leen estas palabras, es por su altruista labor-) publique la nota en un periódico amarillista (al cual agradezco, también eternamente, esta atención).
No conocí al suicida. Sin embargo, aún no siendo alguien religioso, siento que lo conoceré en unos minutos. No me mal interpreten, no creo que nos vayamos a dar la mano en un vaporoso edén o en un caluroso infierno; simplemente presiento que al estar de verdad en sus zapatos, conoceré sus máximas inquietudes y más profundas despedidas -materia prima básica de todo hombre moderno-.
Sin más, me retiro a pagar mi ultraje. Mi elección es y siempre ha sido una Ruger LCP 380. Al igual que mi desconocido más cercano, la regadera será el último paraje. Su última gran acción fue eliminar a un ladrón de este noble país y de este asombroso planeta. Espero que esta acción también me redima, no porque crea en el cielo o el paraíso, sino simplemente porque la justicia en vida me parece que es lo correcto.

Una sincera disculpa a mi arrendador. Dudo mucho que mis anacrónicas pertenencias vayan a cubrir el daño a la loseta.

P.M.

pd. Me rehuso a reescribir la carta de nuevo. Lo que estoy por hacer no es fácil y procrastinar o dilatar los deberes me parece que es el gran trastorno de esta era. Simplemente recordé, mientras cubría el espacio con periódico y siendo congruente con el penúltimo párrafo, que también ofrezco mi muerte a ser usada con un fin político que comprometa el exceso de poder que hoy en día las altas esferas del PRI, inclusive el Partido Republicano yanqui, poseen sobre esta fracción del continente. Digamos que este último fragmento es un talón que puede ser arrancado para dejar en pie el texto y mensaje original, o puede significar la desaparición de la nota completa (otra gran ironía tomando en cuenta el destino de la nota suicida que dio pie a esta segunda) y la significación antisistémica que le darás tú el orador.
El poder está en tus manos.
pd2. Querido orador, le suplico que una vez que escoja usted el camino a tomar y por ende, la significación de mi suicidio, elimine pase lo que pase, estos (y los consecuentes) post-datas de esta carta o la carta en su totalidad. Odiaría que estos últimos minutos con vida nada ocurrentes que estoy conllevando con la mayor dignidad posible, se convirtieran en un patético chiste de humor negro.
pd3. Si estoy rompiendo el pacto con el primer suicida, respecto a divulgar su mensaje, es sólo porque a partir de lo que vi en el, su hogar y la crisis mundial, considero que el estaría de acuerdo con el cambio de planes.
pd4. Si me estoy por suicidar, aún con el posible cambio de planes respecto a la retribución que estaba (o estoy) haciéndole al primer suicida, es querido orador, porque creo en los valores y como estos son fundamentales e intransferibles, independientemente de los resultados. Espero esté de acuerdo conmigo y, una vez más, le agradezco que me ahorre la vergüenza de ser leído como un suicida con 4 post-datas. Estoy en sus manos.

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