domingo, 26 de junio de 2016

deardidos


Qué perra es Liliana. Qué fácil es caer en la tentación de desear que fueras tú al que ella amara. Tal vez son esos pantalones rotos, que no sólo permiten que se asomen aquellas sustanciosas piernas jaspeadas con tatuajes blanco y negro, sino que se ríen de todo lo novedoso, lo inmaculado, lo caro y lo simulado. Tal vez es aquella húmeda aura que la rodea. En la mañana pareciera que el rocío la preserva. Por las tardes es un inocente sudor -en la frente, el cuello y el sope- el que sin que ella alce la cara ancla tu mirada y a tu instinto manosea. Tal vez es la forma en que mira sus cuadernos, hoja en blanco, como si el primer rayón o palabra sentenciara el discurso de cada página. Yo creo que es esa mirada que tiene, que marea. Pero ni a mi, ni a nadie quiere Liliana. Por que Liliana es una perra.

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