lunes, 25 de abril de 2011

Corriendo al suelo




A los que más queremos proteger son siempre a los que más terminamos dañando. Nuestros miedos como abolladuras en su cabeza, daños irreparables que ni todos los 'es-que-yo-no-quería' pueden resarcir. Así pasan las cosas en la pista de hoy, aquella en la que hay más gente con miedo a bailar que a morir sola. La respuesta lleva años perdida. Pero es un hecho que el problema nació cuando la solución empezó a ser tener mucho.

Es que tener, siempre siempre, ya es mucho.

(No porque puedas significa que tienes derecho)

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