martes, 26 de febrero de 2008

Del suelo, uno no se puede caer



I Hate myself for not Loving you the way I should.
I Love you so much for not Hating me after all this time.
I Hate you for Loving me still, and making me incapable of Loving someone else.
I Love myself now, after knowing you Hate whatever I was and not what I am now.
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Imagina el jardín de los senderos, donde todos los cruces no son una elección sino una división. Imagina que nunca tuviste que decidir porque todo lo que querías y no querías paso y sigue pasando. Cada camino que tomamos nos despedimos de una parte de nosotros que viaje en otra dirección, y así eternamente.
Si este hubiera sido el caso por supuesto que nos hubieramos conocido, en más de un momento, en más de un lugar. Aún así yo hubiera visto una fracción de tí, al igual que tu de mí. Y más adelante en el camino, cuando nos volvieramos a topar, sería una partícula todavía más pequeña de tí la que hubiera alcanzado a admirar.
La verdadera grandeza de esto es que nos conocimos enteros, eligiendo cada paso desde que la memoria funciona para llegar a nosotros. No hay necesidad de ir recogiendo pedazos del otro cuando se esta completo, ahora en par. No hay necesidad de explorar el jardín, sino el gusto de admirar juntos el panorama.
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Voy esperando el impacto...

Tan bien que nos veíamos



O tan bien que yo te quería ver. Porque por mas bien que yo me viera, en el fondo siempre supe lo podrido que estaba. Me empequeñezco todos los días, a veces más, a veces menos, pero al final quedaré perdido dentro de mí mismo.
Los días buenos, de ráfagas, pasaron por encima. Ahora sólo queda esperar a que más polvo aterrice en nuestros hombros, hasta mandarnos al suelo y sepultarnos en un universo de partículas grises.
El tiempo, que corre diferente para cada persona, decidió tomarse una pausa milenaria en este maldito lugar. Nada puede florecer si el reloj no avanza; y peor aún tampoco se dejan ver los rostros marchitos. Sólo los muy fijados alcanzan a ver la pequeña muerte en la orilla de la mirada.
Sí me veo bien, claro que me veo bien; porque toda mi energía se consume en eso. Mientras el tapiz que recubre mi corazón se va pelando poco a poco, dejando entrar el óxido que gotea desde la garganta. La desesperación, la melancolía, la perra agonía, todo mezclado en un coctel que deja el sabor por más tiempo del que uno quisiera.
Si me ves bien, aprovecha y huye. Lárgate de aquí antes de que pienses que la podredumbre es algo cotidiano y anodino. Un día podrás contar mi historia y lo bien que les fue a todos desde que partiste, nadie la creerá, pero tu y yo sabremos. No dejes entrar el polvo, porque con él llegan los que quieren limpiar, los que venden falsas garantías, los morbosos que quieren estudiar el caso, los que animan los funerales. No dejes entrar, que yo no voy a tocar la puerta.

domingo, 24 de febrero de 2008


Nunca se sabe bien que pasa. Yo quiero creer que todo esta bien, pero todos sabemos que algo pasa. Ya no necesito verte para estar contigo, ya no necesito conocer más la frustación. Ojalá pudieramos arrancar de cero, ojalá pudiera coordinar mis tiempos. Nunca llegué a tiempo para despedirme; para ser lo que tenía planeado ser. Llevandola bien con todos, sin que alguno lo note, voy quebrandome. Uno nunca puede evitar herir a los que mas quiere, al menos que renuncie a vivir como se quiera.
Tantas bromas, tantas sonrisas traducidas en ceros y unos, tanta banda sonora que le da peso a nuestros sentimientos; y al final, sigo sintiendome uno de tantos que no cumplió con su propia responsabilidad de ser.
Renuncio a mi propia realización para que todos ellos estén tranquilos, a tí no te puedo ofrecer otra cosa que disculpas por no abrirte un hueco en mi acontecer. Tal vez mañana pero más probablemente ayer, te viví y te hice saber que en mi mirada había algo más.
Letra a letra, sin alcanzar la clarividencia, se hace evidente que yo juego mi propia partida y que perdí contigo antes de poder retarte a entenderme...

martes, 19 de febrero de 2008

Charco de 2 cm de profundidad: abarca mucho y se evapora más rápido

Volviendo a empezar. Tanto tiempo viviendo en este cuerpo y es ahora cuando empiezo a convertirme en mí mismo. Se cree que se esta en control de la situación y que se escoge la personalidad, los gustos, las cualidades; pero es un engaño, todos sabemos que no.
El infierno siempre será personal y por lo tanto todo infierno ajeno tiende a ser visto como menos en primera instancia. El dolor propio, en la vasta mayoría de las ocasiones, tiende a ser más importante que el ajeno. Sólo cuando podemos compartir el dolor de otro es que nos damos cuenta de nuestra superficialidad y todas nuestras quejas se vuelven ridículas.
Me imagino como sería si en verdad pudiera escoger quien soy. Probablemente lo primero que haría sería quitarme esa cualidad tan humana de creer que mi dolor es único e importante. Después no sé, restarme algo de ego para no tener que pensar todo el tiempo en mí, mis forma de ser y mi dolor. El resto se lo dejaría a los dados; el azar lleva tiempo marcando modas, anti-modas y paralelimodas (que vuelven a hacer creer al individuo que las escogió, que las escogió) así que igual puede definir el largo, color o forma de mi pelo.



Es penoso aceptar que mi debate interno esta lleno de huecos, de dudas, de paja. Soy tan tramposo que sé como ganarme a la gente y luego mantenerla entretenida con otras cosas para que no perfore mi mal trecho corazón esmerilado. Son las dudas las que lastiman a los otros; nuestras dudas que dejan de serlo cuando ya existen heridas en los más cercanos. Nunca escogí, aunque todos sabemos que sigue siendo mi culpa.

viernes, 8 de febrero de 2008

comebackdown



Me tomo vacaciones de mi mismo para poder dejar de ser quien me atrapa todos los días. Ya viendolo de lejos sí creo que no debe ser fácil jugar al malabarista mental por tantos años y no tirar la toalla. Con más distancia sé puede ser más personal. Lo único que falta ahora es tener las agallas para romper el silencio. Para marcar y no colgar en los segundos de angustia antes de que levanten el teléfono del otro lado. Es mucho más fácil lamentar la derrota que aspirar a la victoria. No tenemos tanto tiempo como para derrocharlo en meditaciones, las acciones son las que dan sentido al tiempo. De cualquier otra forma nos volvemos estáticos, parte del inmobiliario.
Me siento tan ligero respecto a mí mismo, y el entorno es lo que pesa sobre mis hombros. El dolor compartido, el dolor ajeno siempre será más artero, más desgarrador, por ser desconocido. Nuestras penas, por grandes que sean, siempre tienen tintes de melodrama ante el espejo; sabemos en algún punto que ese no es el fin. Cuando el dolor no sale de adentro y lo acogemos desde nuestra lejana perspectiva, todo es tan real, tan pesado, que el túnel de la agonía es interminable.
Yo, el autosaboteador, renuncié a la felicidad para vivir en estado de constante y mediocre desidia. La ira siempre ayuda a pasar los tragos amargos. Sumido en mis alucinaciones turbias no busqué compañía nunca. Y me salvaste. Me recogiste de la basura para llevarme al mundo que añoraba desde mi infancia. Ahora mis malabares mentales tienen un nuevo elemento de diversión, donde la responsabilidad de ser yo-feliz juega todos los días.
No es de gracias, ojalá fuera tan fácil. Ya las palabras las dejamos atrás tu y yo. A lo más, con algo tan etéreo y sublime, las miradas pretenden dar forma.

miércoles, 6 de febrero de 2008

i.owe.it.2.u


Llegaron todos en busca de la felicidad, y por falta de orden es que algunos se la llevaron y otros se quedaron con las manos vacías. El que nació sin herramientas para llevarsela no tiene nada que perder, por lo tanto hasta lo que no pierde de más es ganancia. Los que nacimos con el pase de entrada de repente parece más difícil. Lo que nos llevamos no se puede apreciar por falta de esfuerzo y lo que no nos llevamos nos lo quitan por no tener el carácter para tomarlo. Sin querer ser un ejemplo hice todo lo que no se tiene que hacer, ahorrándole a los demás la molestia. La mediocriodad se desborda a tal grado que ni siquiera escogemos a los que nos rodean, los aceptamos como parte del inmobiliario de nuestros días de pasante por la vida.
Yo no venía aquí a decir qué hacer o cómo. Yo no venía aquí a ser escuchado. Todavía no era espectador y ya estaba en el escenario central; lo último que necesitaba es que me vinieran con su falsa autoridad a juzgarme. Sólo tu entendiste que el miedo enmascardo es capaz de obras tan grandes como frágiles. Sólo tu sabías que las reglas tenían huecos por los cuales uno se escapa hacia la libertad auténtica.
Te juro que yo no escogí, porque de haber podido sabes que hubiera tomado lo peor para mí; más por evitarme problemas que por sacrificado. Todo lo que te quite, todo lo que me dejaste para este viaje lo sigo tomando. Cada trago, cada inahalación, cada paso, estoy más cerca de ser lo que queríamos ser. No por mí, no por ellos; porque tú supiste mucho antes que yo que iba a tener que volar solo para poder ver más allá de la estampida.
No fue fácil saber que sólo íbamos a compartir el principio. Un día de estos ya no te reconoceré más, tus manos se quebraran al labrarme; pero con ese lazo que nos hizo a tí y a mí, seré el Durero que tu pensaste para liberarnos.

"Separate from the rest. 'Cause I like you the best."