lunes, 24 de octubre de 2011

VVVx2/2+1



La luz que nos regala sombra.
La dicotomía del descontrol.
Lo que tu eres,
es tan sólo los remanentes de lo que ya no fuiste.

domingo, 16 de octubre de 2011

Scarmaker



Come to me, scarmaker
I crave your shadow in the dark
My wounds can't wait for later
We're expecting you, tonight.

Come and tell me,
Am I the only one that feels like this?
Come and tell me,
Are we cursed or is this bliss?

Come to me,
to me.
And cut me.
Me.
I can't fade like the rest.
So cut me.
And put my head to rest.

Scarmaker let me know.
Is your smile as wicked as mine.
Scarmaker make us grow,
'Cause we are as special as we are damned.
You and me. (me).

What remains pure is our sorrow
It's our right to bow down.
When it's dark there's no tomorrow,
Accountable for the laughter we borrowed.
With blood and thorns we are crowned.

So come to me.
Me.
Scarmaker.
Just see.
That we're one.
Cut me.
Hurt me.
Cause we're one.

MY KILLER

Me puedes romper la madre cuantas veces quieras, pero el que se va a matar voy a ser yo.

Mañana es tampoco porque hoy NO es.

Las palabras. Las palabras que nos hacen daño. El daño que no reconocemos válido. La delgada línea entre lo abismal y lo ridículo. Tus ideas que pesan. Pesan sobre nosotros. Y los que rezan para salvar lo que ni siquiera les pertenece.

Somos. Somos todos y somos ninguno. Tu me lees y yo no existo. Que donde cabe uno ya hay muchos. Lo que nos estorba no es el de a lado, es el esfuerzo extra que hacemos por no cooperar. Y la salud es lo primero, pero los pendejos que se vayan hasta atrás.

Las que cortan. Cortan el pan, el pelo, tu jardín y la manga. De verte crecer. De ver como te esparces pensando que es tuyo. Asumiendo que porque el perro baila entonces es que hay dinero. Que con plata se arreglan los problemas. Pero no se arreglan. Se parchan. Y dónde no paramos el ojo, se junta la mugre. La mugre creciente que ya pronto no habrá parche con cual frenar.

Tu cabeza. Arrítmico tormento. Dulce martirio. La única responsable y la primera en salvar el pellejo. Por debajo de tu sobrante estamos todos nosotros. Tras tu cascajo mental que tan pequeño te hace. Te carcome con dudas y marchita tu meada. Meas donde no duermes que te meas en los sueños de otros. Y los días que pasan acaban por convertirse en noches donde los muertos culpan al paso de los años al paso de las meadas para zafarse de todo lo que no hicieron. De todo lo que NO nos hicieron. Si no se trata de lo que hiciste bien o mal me digo. Se trata de lo que NO hiciste.

Lo que NO hiciste: las promesas que NO cumpliste, las horas que NO despertaste, el legado que NO diste, los hogares que NO construiste, los muros que NO derribaste, las ideas que NO te atreviste, las palabras que NO gritaste.

Las palabras somos las que cortan tu cabeza
cuando las cabezas que cortan tus palabras se descalabran a palizas.

viernes, 7 de octubre de 2011

El Primer Vaho


La historia de Young-Il. Que nunca dijo: ¿porqué yo? Ni hizo planes para mañana. El niño que vivió miles de infancias, antes de pensarse adulto. Que no mató a nadie comparando para no estorbarse a sí mismo.

Young-Il. Que te miraba a los ojos y la escarcha mental se te iba. Que sus palabras no traían ruido, sino exfoliaban tus ideas. No importa a donde fuera, su iniciativa nunca resbaló en problemas. Su mirada tan punzante hacía que uno no supiera cuantos años tenía, pero con Young-Il esas cosas perdían importancia rápidamente. Jamás lo escuché dar preferencias, más bien a todo le regalaba un lugar y un derecho a existencia.

Young-Il que me visitaba en los sueños, que me dibujaba recuerdos hermosos y enterraba mis absurdos secretos en la arena. Me enseñaba los tesoros que había atrás de los espejos, a escuchar los destellos y a no ahuyentar las mariposas. Con el fui leopardo, exhalé rocío y aprendí que yo soy del tiempo y que hay que esperar nuestro turno; que a veces toca sonreír y a veces ser sonreídos por los otros como nosotros.

¿A dónde fue Young-Il? No sé si fue real, si fui yo o un juego de sombras que nos hace la naturaleza. Pero ahora que soy viejo lo extraño, y espero a que venga conmigo; para enseñarme a decir adiós y volver a emprender mi camino.

lunes, 3 de octubre de 2011

Las gracias y Yo

Algo pasa en los momentos más felices de nuestra vida que la tristeza se vuelve un invitado especial.

Tony


Hoy me voy contento a dormir porque hoy aprendí/olvidé algo muy importante.
Algo que yo sabía desde que era pequeño...

Fue cuando me llevaron a la costa a conocer a mi abuela.
La alegría inundaba el cuarto.
Mi abuela, viendo la inquietud en mis ojos me dijo:
"Pero ¿porqué me muestras tu alegría tan quietecito? Muévete chico que bailar es sonreír con el cuerpo."
Sin pedir permiso me tomó de las manos y me subió con ella a bailar sobre las notas de un viejo tocadiscos.

Yo bailaba con mi hermana; de noche y de día.
Le zapateaba en la escuela o en la panadería.
Bailaba como si fuera Elvis, el puro rocanrol;
bailaba los domingos, cuando la tele cantaba un gol.
Bailaba antes de dormir, en pantuflas y pijama;
sintiendo el ritmo a cada paso, mientras me iba a la cama.

Con un ritmo constante, me crecieron los brazos y piernas.
Al mismo tiempo que estudiaba nuevas materias en la escuela...

Aprendí que en la biblioteca no se debe bailar;
Que si lo haces en la enfermería, te mandan a sentar.
La maestra gruñía: "no bailes en clase, no bailes en las escaleras,
no bailes que esta mojado el piso, te quedas quieto y te esperas."
Aprendí que los vaqueros nunca bailan en las películas,
Y que los niños mayores ven el baile como una cosa ridícula.

Poco a poco bajé los brazos, bajé mi mirada al piso y dejé mis piernas quietas. Al paso de un tiempo, ya sólo servían para correr cuando mi Mamá tiene prisa o para caminar mientras pateo piedras.

Caminé y caminé.
Llevando las manos en mis bolsillos, para exprimir mi coraje y seguir silbando.
Silbaba una tonada amigable para acompañar a mis pies que sin rumbo zapateaban.

Cuando de pronto mis pies se quedaron mudos y mi boca se congeló incrédula...

Había llegado a una plaza donde la música se encogía y se expandía al ritmo de cientos de niños mulatos que ponían en libertad a sus hombros y caderas. Brincando al compás para elevar su goce y aplaudiendo con las palmas para celebrar cada instante de ese baile.
Ese gran baile que convertía al de a lado en amigo, cuando los pasos azarosos&sabrosos te ponían frente a frente con otro cuerpo que se reía a carcajadas con el tuyo.
Bailando me fui metiendo hasta el corazón de la danza, para luego subir la vista y compartir la música con las estrellas; que guiño a guiño me hacían saber lo que dentro de mí ya existía:
'Que para bailar no se piensa, sino se vive; y que se vive para bailar: con nuestros amigos, los de hoy y los de mañana.
Y que aprender también es olvidar, más cuando se trata de borrar nuestros miedos y empezar de nuevo: libres y frescos.'

Así que hoy me voy a dormir muy contento...
porque me voy a la cama, pero me voy bailando.