miércoles, 31 de agosto de 2016

dencia


Respirar a solas no es nada más respirar.

domingo, 28 de agosto de 2016

12


El México fronterizo del norte es un inagotable terreno que lleva una estoica e íntima relación con el silencio. En aquel imperturbable lienzo ambarino, es fácil perderse. De ahí que históricamente tantas personas lo hayan elegido como sepulcro de sus secretos.
Horizontalmente, el paisaje se parte en dos. Arriba, el fascinante azul intenso baila incesantemente con las nubes. Mientras, no para de exigir y castigar a la mitad debajo. En esa capa, la vida sobrevive. Es rastrera, espinosa y pausada; pero al acercarse, se revela un sinfín de sucesos que acontecen simultáneamente.
El terreno, a su vez se divide en dos. Los caminos rompen la uniformidad del paisaje. Unas, son carreteras que conectan poblaciones inalcanzables a la vista desde el desierto. Otras, son pistas abandonadas que confunden. Recorrerlas conduce a la perdición a quien las transita.
El panorama se desdobla una vez más acabado el día. De noche, llega oscuridad acompañada del mismo frío que antes parecía imposible. El estado de alerta persiste. Los ruidos cobran fuerza en esa profunda opacidad. Sólo a veces, la luna genera una pincelada de luz sobre la bóveda celeste que hace sentir tan ínfimo a quien la observa.
Ahí, en algún kilómetro de la 45, resiste una cantina levantada hace casi medio siglo. Siempre ha sido un lugar de tránsito e intercambio. Sin embargo, los nuevos tiempos son más intransigentes con las fronteras y ahora el conflicto se esconde en las esquinas del modesto recinto.

jueves, 25 de agosto de 2016

Un carnet olvidado en el interior de un libro antiguo


En algún congal de esta ciudad olvidada por los dioses, ahí viven dos hermanas. Una, lleva en cada pierna el poder de un soldado en combate y la firmeza de un estero subterráneo, inalcanzable a el hombre. Todas las noches se menea sobre un escenario iluminado con austeridad. Va zarandeando las extremidades a su antojo, siempre generando una figura orgánica, feraz; y al mismo tiempo trazando ángulos perfectos entre sus ojos y esqueleto. No tiene nombre. No como una ramera cualquiera que juega con una identidad que no es la que aparece en sus credenciales. No, como alguien que jamás ha respondido a algún llamado, independientemente de quien lo haga o usando qué palabras o apelativos; como alguien que en su mirada hay más un desierto -plano e infinito- que una bandera con un escudo. Las uñas de colores llaman la atención, no son tan largas como para estorbarle, ni tan cortas como para no ser capaces de seccionar la piel de un posible enemigo. Serpentea entre las mesas de burócratas que se sienten vaqueros. Su piel no deja aroma ni rastro, un uso abusivo de la regadera la ha convertido en un imán para la vista pero invisible para el tacto o el olfato. Con los ojos cerrados sobre la pista, los clientes aún se sienten observados. Hay los que llegan ahí sin saber de ella, también los que ya sólo viven el día porque les regala el poder volver velada tras velada. La ubicación es complicada. Los barrios se atrincheran cada vez más en esta ciudad que que jamás vinieron a reclamar los demonios cuando la relegó la luz. Y ahí, en un congal de aura espinosa, viven dos hermanas. La otra, imperceptible al mundo pero siempre a la vista de su hermana grande, hace su tarea de matemáticas por las noches.

martes, 23 de agosto de 2016

Marcos vacíos


De la madre de los hijos que nunca tuve y los viajes al medio oriente que nunca hice, recuerdo a la perfección casi todo.

Éramos dos en una aventura que nadie vio y pocos creen. Las manos, los colmillos, las sombras, las ondas de calor que penetraban el frío, las pistas que quedaron en el guardarropa y los pasillos; son parte de un croquis que aún se conserva profundamente escondido.

Aún despierto me transporto a esa calle alemana de invernal empedrado. El sol, a miles de kilómetros de distancia, conseguía saturar el cielo de color. Yo tenía rastros de comida y cerveza en el mostacho. Tú, en un cuello de tortuga ocre, lograbas verte fascinante. Nadie nos conocía y nosotros no sabíamos de su existencia. Dos boletos en la bolsa, uno a Teherán y otro a Río.
Como cascada, nos diluíamos por la acera. Eramos dos espejos que de reojo pescábamos detalles de la calle para malabarearlos en un limbo de infinitas miradas: tus botas, la maceta, un encendedor robado y la maleta que un vago olvidó o aún le pertenecía a un vago olvidado. Sin querer chocamos contra la carreola. El Mercedes pasó rasando a tu lado. Sin querer logramos que aquella familia por siempre existiera; y a nosotros, hasta hoy, nadie nos acercó una boya que nos desobligue de seguir nadando.

Ojalá fueras mi viuda. Así, un día al año al menos, sentirían la carga y por absurda compasión, se ofrecerían a ayudarte. Lo que nos pasó y nadie retrató, jamás fue tatuado; es nuestro error ante este juego de memorias. El que para cualquier oído seas tú tan sólo un fantasma -ahora tropical- y no la que dio vida a nuestro palpitante e insufrible linaje, me rompe la voluntad. Me hace con cada año y cada kilómetro, más insignificante.

lunes, 22 de agosto de 2016

pieles con caras


Unidos para siempre por el contacto entre ambas membranas.
Así, sin verbos, nada más dos cuerpos en contacto por un corto tiempo y luego eterna y mutuamente invocados.

jueves, 18 de agosto de 2016

rea realidad


Dicen: ‘es un app que trae esquites a domicilio, está pocamadre porque te los carga directo a la tarjeta y los puedes calificar si le puso demasiado chile del que sí pica’ y se les pasa que más rápido que lento le vamos dando en la madre a eso que en el pasado se le llamaba Realidad.

lunes, 15 de agosto de 2016

aquel que no abraza a su mundo, merece caer de sí


En palabras pantanosas, el silencio como resortera, resulta un faro hacia la verdadera confusión. Es aprender de los errores o aprenderse los errores, sin caer en la aprehensión. Malditas almas necias que reparten las escuelas. Prefieren pescar una sosa justicia que una fábula que aletea con vida y ficción.

el sonido de una escoba


Fuera de tiempo pero a ritmo,
ignorado y tarareado a la vez,
el coliseo es su pasillo.

Virtuosamente chamuscado,
herido por el anonimanto,
la mirada es su aparato de sanación.

martes, 2 de agosto de 2016

ameanword


Small-minded
baseignoblelowsmall-mindedpettycontemptiblesordiddishonorabledebasedcrummy

Of low estate
abjectshabbyhumble

Vicious
spitefulviciousmaliciouscruelunkindnastyeviltreacherousunscrupulousdeceitfulvillainouscantankerousorneryscurrilousperfidiousknavishrotten

Stingy
miserlyniggardlygreedystingytight-fisted

Average
halfwayconventionalpopularaveragemedianmidpointIntermediate

To have as meaning
signifysymbolizeimplyinvolvespeakofstandforconnotesuggestpurport

To have in mind
anticipateproposeexpectintend

To design for
aimatintend

continuance and no-thanks


Tragedy or conquest are the only proven elements that measure time. Otherwise, we're just fish battling keyboards.