martes, 8 de abril de 2014

0.333


Nos juntamos hasta allá porque aquel día Damián salía de la cárcel.
8 meses, evasión de impuestos.
Claudia, acicalada, acomodaba unas flores.
34 años con la ilusión de una niña de 8.
A medianoche iba a llegar. Ismael, su cuñado, fue a recogerlo. Cuando salió hacia el penal ya estábamos pedos.
6 cartones, 4 botellas y el vodka de Damián cerrado en el congelador.
Quise tanto ser el hermano que se merece mi gordo.
$365,000.00 m.n. en abogados y fianzas.
Me concentré en que ella, su vida, no se sintiera sola.
3 visitas por semana, más de 2880 lts. de gasolina.
Entró por la puerta con una barba gris y la misma ropa de aquel día.
6.8 kgs menos, la papada reducida a su mínima expresión.
Él, feliz, como si nada. Sin embargo los breves sablazos de silencio entre los dos evidenciaron que desde hace varios meses nos veníamos enmarañando.
12:55 a.m. y muy ebrio como para estar tan lejos de casa.
Jamás tendría caricias qué recordar; tan sólo una interminable lista de microscópicas risitas qué olvidar.
Después, 1 sólido abrazo entre 3.
Me pidieron que me quedara un rato más. Me negué con la mirada en la alfombra.
180 km/h por la 95.
Ya siempre fue de noche.


No hay comentarios: