jueves, 14 de agosto de 2014
Después de años
Los que por méritos propios o patrocinados por irisados corales aún alcanzan a tener la cabeza por arriba del nivel del agua escogen sin darse cuenta entre absorber o resplandecer su presencia.
Ya más lejos del Sol, el resplandor flaquea. Su titileo enamora la vista, al tiempo que pincha la voluntad.
Abajo todavía nacen ahogados. Arriba la captan o la reflejan. Y en mares reconditos, cada mucho, hay los que la refractan.
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