sábado, 28 de febrero de 2015

Latigazo Menester


Falta ese cuarto género. La transdemencia se probó insuficiente. Ya nos aburrimos de nosotros mismos-mismos. Antes no había que ser creativo para sorprender, había que sobrevivir. Las guerras, ese primer síntoma de la nostalgia volcánica, empalaga. Los post-muerte ahora son la bandera de la identidad. Resistir ahora es motivo de soberbia. Los ansiados robots fueron hechos a nuestra identidad.
Los huecos, hoyos y heridas son físicos, no integrales. ¿Dónde está aquel dios que regalaba revoluciones no porque sí, sino porque podía? Alguien lo mató hace ya un rato; y ahora todos lo extrañan. Lo dual, el amor y el odio que sangran a la pasión, es un balance gris que poco tiene que aportar a las dudas actuales.
Esta es una película de terror a plena luz del día.

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