miércoles, 28 de mayo de 2008

Infamia



De alguna manera la nostalgia no deja de invadir las mañanas y las noches. No importa lo bien que este durante el día, las actividades que realice (solo o acompañado); siempre que me acuesto viene la añoranza a esa melancólica soledad que tanto tiempo me acompañó. Todo es vicio hoy por hoy. Mientras esperaba la llegada de alguien más yo me volví adicto a sentarme solo en los escalones de casa durante la noche, para esperar un amanecer más esperansador. Ahora que ya llegó y que duermo en las noches, por la mañana pienso que todo ese tiempo lo perdí entre sueños y que mi calma mental es síntoma de estar languideciendo. La falta de conflicto, el que tenga tiempo para pensar en esto, la serenidad del panorama sólo viene a rectificar que siempre queremos lo que no tenemos.
No es falta de sentimiento. Es falta de error. Y sé que la estoy cagando. Antes de hacerlo ya lo sé. Pero siempre he creído que si he de cagarla mejor hacerlo antes para lastimarnos más pronto y tenga más tiempo en mi tormenta donde pueda lamentarme por los silencios autoinfligidos. La soledad vuelve a arroparme con su transparente velo, ese que nunca ha hecho sentirse protegido a nadie.
Supongo que sólo la muerte, cuando se presente por primera vez por estos rumbos me obligará a ver las cosas claros y saber que es qué.
Cuando ya no tenga sueños podré dejar de tener pesadillas.

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