
Donde no hay nadie más que tú.
Donde el viento carga tu propio sacrificio.
Allá donde palpita tu dolor.
Ahí nos vemos,
en silencio y sin estorbos.
Amaneció de noche
y te aulló el lobo.
Te platican todos y sólo tu entiendes que sin mí no puedes y que tal vez ya ni quieres pero seguir haciendo como que nada pasa, es de héroes.
Y es de tontos.
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