Amaneces en un sueño de canguro. Cabizbajo y apenado de tus estornudos sin colmillo. No importa cuántas truchas haya almorzado, un oso polar en el desierto no es más que soledad empanizada pescando compasión con la mirada.
El zuzurro de un elefante... en la trompa... en la boca...
La sonrisa barrida de una zebra que da vueltas en el carrusel...
Las pezuñas en la alfombra, del bisote que es mascota...
y la cicatriz rosada del axolote, orgullo de ella y él...
Me entendí a mí mismo y me hermané con la fauna allá afuera, ayer que sufrí tu olvido y antes de hoy perderme a mí mismo.
Los que estan a salvo no tienen balas y a los que nos cazan se nos olvidó la pistola.
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