viernes, 12 de julio de 2013

Bravado


Está prohibido, eso lo sabe cualquiera. Igual metió las manos al río. La linfa destilada de milenios de existencia desembocaba en ese mismo abrevadero. Si dios lo había creado, pero dios mismo no maneosaba dicho licor de vida. Algunos creen que por respeto, otros saben del miedo que influye dicha pileta. Imagina tocar todo lo que ha sido, vivo y muerto, desde la existencia misma hasta esta noche; rozar con tus llemas todas y cada una de las historias que han acontecido en este y otros mundos -las importantes, las invisibles, las secretas-. Una cosa es crear el mundo por pasos y otra muy distinta es que lo existente e inexistente te acorrale las venas.
Quien sabe si fue un segundo o milenios enteros se desplomaron en su cabeza. Fue el tiempo necesario para que toda la luz, acompañada de todas sus sombras, le abrieran paso por las venas. Disfrutó saber que su irreverencia no había pasado desapercibida. Sus hermanos humanos lo tacharían de loco por el resto de sus días, los secretos catados jamás han de ser compartidos. Era una justa penitencia por saber que su desafío a los eternos y su juguete del tiempo no había sido en vano, y que la llaga de su existencia quedaría tatuada por siempre en aquella pileta.
La furia en su estado más puro tiene aspecto abrigador y esconde abrazos fortuitos.

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