jueves, 28 de noviembre de 2013

En el andén (II)


Aferrado a la maleta, esperando a que llegue la calma a recogerlo.
Pasan vagones repletos de lunáticos que no permiten nuevos pasajeros.
Hace tanto que nadie baja las escaleras a la plataforma que nadie sabe si ya es tan tarde que se hace de noche o de día.
En la única banca hay dos en un beso eterno. Se niegan a viajar sin la garantía de su comodidad.
El aguante se me escapa y sólo pretendo que al final me quede el miedo suficiente a la mediocridad como para brincar a las vías.

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