miércoles, 18 de diciembre de 2013

tengo así


La crayola se consume a pasos agigantados. Deja atrás pedazos enteros mientras es devorada por una hoja garabateada de numerosos colores. Predomina el rojo, que es en efecto la crayola que justo ahora se funde con la celulosa. La regordeta mano vuelve a pasar por el mismo lugar, con las mismas ganas de no querer enterarse de otras posibilidades. Es un trazo necio que devora los espacios en blanco a un ritmo vomitivo.
Una microscópica laguna de baba se acumula en la boca del autor. No se procura nada el individuo. Su presente no se trata de él. Es acerca de una plasta de color que debe de crecer lo antes posible. Debe de alcanzar su máxima condición antes de ser abandonada. Será olvidada muy pronto eso es un hecho.
A aquel, la vida le irá enseñando a desenmarañar sus emociones. Sabrá distinguir la rabia de la obsesión y el anhelo de la pálida dulzura. Sin embargo, ahora le da igual. Como un alacrán poseído, el todo se inyecta a sí mismo de su propio veneno, de su propia pasión. La fuerza traspasa a la prisa que a su vez contiene a la ilusión. El ruido que sale de la crayola contra la mesa, pues la hoja entre ambos no es más que una reservada víctima, funciona como mantra. 'Yo soy yo y nadie podrá explicárselo a nadie, inclusive a mí mismo, yosoyyoynadiepodráexplicárseloanadieinclusiveamímismo, osyoydiedrxpcladiencleaímso, sydirxdiclaís, dixcís, xcs'.
No le importa el sentido, mucho menos la forma. Desde afuera se quiere creer que es un ímpetu por el color. No lo es. No es nada.
No le quedan muchos intentos por lograr nada. Ya lo irán envenenando de líneas y puntos y comas. Dejará de sentarse para confundirse y caminará inquieto en busca de aclararse.
Los más viajeros han logrado la claridad total. Se han quedado con nada: una hoja en blanco.

Un día sin importancia su mirada dócil sólo podrá ser distinguida por ése garabato al fondo de su retina. Un minúsculo caos con pesada textura de un rencor krakatóico ante sus dueños. Lo mismo le da la nube que el cielo porque vive bajo techo.

Hoy y entonces, a veces hasta adelante del ser otras de forma imperceptible, 'xcs xcs xcs xcs xcs xcs csx'.

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