martes, 18 de marzo de 2014

sofa


Tenía un tick encantador que no le permitía dejar en paz la corbata. Los cuadritos dorados serpenteaban sobre un lienzo rosa de seda, seguramente importada. Me dijo que era abogado y en ningún momento trató de disimular su lado embustero.
Bebía whiskey en las rocas; más que el necesario.
Sin embargo, me confesó estar enamorado de mí y percibí una destilada sinceridad que nunca le supe de antes.

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