viernes, 19 de mayo de 2017
Caña & Marlin
Ya con el anzuelo adentro llega el instante de reconocer la imposibilidad de la escapada y con ello, la llegada de la muerte. El marlin, con la sentencia clara después de haber mordido, no por eso lucha más de lo que ya lo hacía cuando sintió el primer pinchazo en el rostro. Y por conocer su destino no muere más rápido tampoco. Simplemente, como todos los días, rige sus acciones por el código de su instinto y su fijación con la despedida.
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