martes, 1 de julio de 2008

¡Salud! Si es que todavía hay tiempo para...


No sé si lo correcto es que me sienta mal por estar cansado de ser yo, de ser yo contigo que es todavía más complicado. Que mala costumbre prestar ideas o tomarlas sin pedir permiso; hace que cada separación se vuelva un drama. Si yo ya sabía que iba a acabar solo no sé porque te quite tu tiempo. De alguna manera cada vez que veo tus ojos siento que estoy haciendo algo mal.
Los que pasan por nuestra vida como si fuéramos hotel hacen que el encuentro sea más especial. Pasan por nuestra puerta un instante, un día, una temporada; pero siempre etiquetados como pasantes. Es por esto que apreciamos mejor lo que nos dicen, la distancia nos da la perspectiva necesaria. Sin tomar en cuenta que los puntos en común: anécdotas o canciones, se vuelven en caprichos que robamos del destino y los escondemos de los demás en nuestro corazón. Si ocurre lo mismo con los sedentarios, los que vienen en nuestro inventario, se vuelve aburrido y en ocasiones de mayor gravedad hasta tétrico.
Por eso soy motel y por eso hablo como si todos fuéramos. Ya basta de querer que nuestras palabras las compartan todos. Disculpenme el resto de ustedes pero si no soy ustedes como puedo ofrecerles esas anclas en común que comparto con los que pasan por mi puerta…Por eso cada quien opina y no escucha, porque no tiene sentido hacer lo contrario si no estamos en una búsqueda de pérdida de identidad.
Como el hombre, que tras la guerra, con mugre en el rostro y los oídos tapados busca una manera de sentirse protegido por su casa. Cuando su casa ya no existe y no hay ‘adentro’ de casa, sino un gran e inhóspito ‘afuera’.Muchas veces me invade el sentimiento de haber sufrido los estragos de una guerra, por minúscula y personal que sea, lo devastado se mantiene.
Cuando uno se acostumbra a estar cansado y sin una pizca de esperanza por sentirse pleno es cuando las relaciones con los demás se vuelven tan contradictorias. Dejamos de ufanarnos por sueños egoístas y nos volvemos servicialmente perfectos. Al mismo tiempo que todos se sorprenden por la solidaridad que manejamos, los huecos en nuestras almas resuenan en todas nuestras acciones.
Por eso escribo y por eso hablo como si todos fuéramos. Para ver si así un día se me quitan las ganas de no tenerlas y viva cada instante como lo que son, fueron y serán. Para ver si alguien me abraza indicandome que esta en las mismas. Para darme cuenta que soy un bufón de la desgracia del destino de mi impecable (hasta entonces) fortuna.
Las notas que van cayendo de la guitarra, los violines, el bandoneón, todos suenan a que extrañan igual que yo. Todos adictos a las canciones en inglés o cualquier otro idioma que nos de esa sensación de no pertenecer, de no entender completamente de lo que se nos esta hablando. Así nos justificamos a la hora de escoger la soledad sobre el amor, como parte de una epidemia ideológica.
Yo ya no sé si esas notas, esas imágenes tristes en cuartos oscuros me hicieron así o yo las busco para poder sentir la soledad que ni en mi soledad puedo sentir.

1 comentario:

jancp dijo...

Tienes talento para la pluma!

me encantó y más porque lo vinculo con la plática de madrugada (fiesta kinoki) que tuvimos sobre todo... (básicamente la vida y sus 'que veres')