sábado, 5 de enero de 2013

Nos caímos al cielo

"El mundo se fue poniendo boca arriba pero los pájaros seguían volando igual. Para ser ave no se necesita cielo, pero cuando el infierno se torna frío e infinito el miedo llega rápidamente al techo."
La mitad desapareció con la primera vuelta. Los mapas comenzaron su lento decenso hacia la obsolescencia. Un nuevo mundo nació, en un parto cargado de agonía. Habrían de pasar un par de generaciones para que a la tristeza se le olvidara que había echado raíces. Luego todos se creían normales otra vez, pero debajo de su piel había susto. Nació una nueva raza que sin saberlo se angustiaba al atardecer. Los historiadores, un número reducido de nostálgicos, reconocían el escarmiento insconsciente de bestias y hombres. Hubo quien humildemente se preguntó cuántas veces habrían pasado cismas así que no supieramos distinguir. Ignorar el pasado no significa no sentirlo. Ése era el origen del instinto. Sin embargo ningún hombre nace intuyendo que su vida será partida por el origen.
A lo ancho.
A lo alto.
Y desde el corazón de la tierra hasta el núcleo de cada individuo.

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