viernes, 5 de abril de 2013

aquellas puertas


Siempre quise ser famoso para saber qué pasaba detrás de aquellas puertas.
El día que lo fui estaba yo adentro de cada lugar con acceso restringido.
Siempre, desde una esquina del cuarto, viendo hacia la puerta.
Extrañando, calculando si todavía sería lo mismo del otro lado.
Al final, ambos lugares me parecen muy aburridos, seguramente por nunca estar en donde me encuentro.
Hoy, el cupo limitado ha sido una pequeña falacia.
Entre la muchedumbre me esquiné aún más, miedoso de darme cuenta que estaba en la habitación mas empalagada y lenta.
Cuando me armaba de valor para cruzar la habitación y luego el marco giró la perilla.
Alguien bajito entró, pues tuve el tiempo preciso para verte del otro lado de la puerta.
Me dio la impresión que traíamos la misma cara en diferente cuerpo, diferente cuarto.
Y me pareció justo que ambos nos quedemos en donde estamos,
añorando otra ubicación, otro momento, otra versión de nosotros.
Lo peor que nos puede pasar es estar en el mismo cuarto,
queriendo estar del otro lado de la puerta.

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