martes, 24 de septiembre de 2013

Paciente Desesperanza


Como en cualquier historia verdadera había una carta y una espera. Regresó del correo sin cavilar en algo en particular. Un vaso de agua para acompañar las ideas que iban despegando como aviones de papel desde el balcón.
Abajo en la calle, una vieja le canta las mañanitas a una maceta en el portón. A nadie le importa. A ella tampoco le importa la apatía de los demás.
El estómago se fue acostumbrando a la expectativa. Tiempo después, en la cola del supermercado leyó que en promedio se pasan 500 días esperando en la vida.
Le quedaban un par de días antes de entrar en números rojos.
Regresó caminando por la fría acera con las latas de atún golpeándole las rodillas. Fue impacentándose hasta entrar corriendo al edificio.
Abrió el buzón. Nada. Metió la mano al fondo y tiró la propaganda de pizzas y taxis al piso. Sacudió la caja entera hasta arrancar la suya y la del treinta. Respiro profundo, avergonzado de su histeria.
Contempló por un momento los casilleros desraizados. Tan poco era tan grave, la misa de un año de fallecido del vecino era en un par semanas. De todas formas acomodó primero la caja del finado. Ahí al fondo vio un sobre con manchas de humedad.
Lo sacó a la luz. Era la carta.
Se sentó entre los folletos a leerla.
Sin prisa fue consumiendo párrafo tras párrafo.
Conforme se acarcaba al final de la hoja se fue asustando. Cada palabra que leía era una palabra menos sobre ellos. Se fue enterando de todo lo que pasaba allá, a lo lejos, pero el quería saber lo que acontecía en medio, en ese vacío que le ocurría entre ambos códigos postales.
No había reclamos, no había hubieras. Al final venía una honesta y cristalina despedida sin emociones confundidas.
Se puso de pie, herido por la sencillez de una carta que había aniquilado la espera.
Subió al departamento. Salió al balcón con un vaso de agua. Robado de la paciencia que le otorgaba por igual el derecho a una ilusión y a la desesperanza, puso la mirada sobre una loca en la planta baja.
No se alcanza a distinguir si es ella la que canta.

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