martes, 31 de octubre de 2017

s.t.


Si la memoria fuera alcanzable sólo para unos cuantos y la mayoría sólo pudiéramos vivir el instante presente ¿qué sentido tendría discutir el pasado o temerle al futuro? El mercado de recuerdos solo funciona cuando quienes los poseen entran en competencia por acumularlos. De aprender a aprehendernos viajamos por una veta que une tiempos que no existen y los sutura en el ahora. La brújula de la identidad sentencia el recorrido. Lo que el instinto bastaba para sobrevivir ahora se contamina de apellido. Las palabras escogidas visten el significado de las guerras. La salud por la salud misma se hace banal y hoy sólo importan quienes la poseen habiendo sido enfermos; los que salieron de la sombra del ayer y con aplomo dominan el miedo al que les sabe intuir el mañana.

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