miércoles, 5 de diciembre de 2012

¡Go Necio!

Para cuando yo nací ya todo era ganar. Hijo de padres enfermizos con tendencias mediocres, tendencias discretas, fui condenado a ninguna otra cosa que la condena misma. El engaño era propio, personal, íntimo y sensual. Las razones eran, son, ya siempre serán pobres. Empoderarnos, ahora quieren que nos empoderemos. Empedorremos. Emperderemos. El poder despojado no puede ser otorgado de vuelta. Ha de ser arrancado de vuelta o se pierde al cambio. Sacudir la cabeza crecer la melena, ser infeliz fue mi infancia. Ahora es sinónimo de vejez. Quise pensar lejos. Me fui al bosque, al mar, me quise estrellar. El error fue haber traído mi cabeza conmigo a todos lados. Kant, Heidegger, Kobain, Marai y Yoshida nos rasgaron, violaron, clausuraron, aislaron. El ácido fue la adolescencia, falsa creencia de haber nacido otra vez. Mas bien fueron tristes simulacros de muertes miedosas donde se fruncieron las ganas de volver a arriesgar. Para qué, porqué, yo fui, te ví, me enfermé y contagié. Metralleta de ideas que clavó mi mente contra una pared gris de vieja. Los mapas programados para derretirse se hicieron sábanas de la modernidad fulminada. Para qué los pulmones, paqué. Los libros de ayer, paqué. Un pito en caja de cristal, paqué. La tarea no era de verticalidad. El deber de las olas opacado por falsas promesas. Con poca hambre, poca idea, mucho sida y señal baja se nos fue el avión, salvación emigrada allá arriba, arriba de las nubes. Primer mundo, segunda guerra, tercer reich y cuartito de leche, para dormir bien, dormir rico, dormir para siempre.

No hay comentarios: