domingo, 30 de abril de 2017
Las manecillas
Era una calle poco transitada, por eso pasaron un par de días antes de que lo encontraran. Boca abajo y fusilado, olía a podrido. Estaba muertérrimo el pobre.
Lo más duro era que el reloj de mano seguía andando. Las manecillas indiferentes a esa verdusca muñeca que había dejado de darles cuerda para convertirse en un imán de moscas, sonaban tic tac.
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