lunes, 6 de noviembre de 2017

también conocida como la isla de los inocentes


Esta mañana fue hallado el bote 'La Mariana II' encallado en la isla de San Benedicto, también conocida como la isla de los inocentes. A bordo se encontraban los cadáveres de nueve personas, todas mayores de edad. La búsqueda había comenzado el día sábado cuando la embarcación no volvió a tierra firma como se tenía contemplado. Después de un rastreo exhaustivo sin resultado alguno, 'La Mariana II' fue arrastrada al último punto de donde zarpó antes de perderse en altamar. Las sospechas de los peritos es que Manuel M. Salgado, el capitán encargado de la embarcación sufrió un ataque cardíaco fulminante que dejó a la deriva al resto de la tripulación. Además del capitán, el resto de las víctimas son Anastasia Flores, de treinta y seis años de edad, quien coordinaba al grupo de turistas que perdió la vida con ella. La congregación de viajeros tenía la particularidad de ser víctimas avanzadas del alzheimer. Informó Susana Valdés, hija de Don Ramiro, uno de los pasajeros que murió a bordo de 'La Mariana II', que el propósito del viaje era terapéutico. El tipo de paraíso natural que supone el archipiélago de Revillagigedo, sumado a la alta salinidad del aire en dicha región del Océano Pacífico, ha probado tener efectos positivos en el freno a la neurodegeneración que sufren este tipo de demencia. Naturalmente todos los víveres habían sido agotados por lo que a plena vista sólo se apreciaban los cuerpos lacerados por el sol fulminante del trópico mexicano. En la caja de seguridad, resguardados de la trágica escena y en perfecto estado, estaban las cámaras, tabletas y teléfonos celulares de los tripulantes. La información que todos los dispositivos generaron a partir de su salida de tierra firme fue confiscada por las autoridades como pruebas en el caso legal que se suscita a raíz de la tragedia. Casi mil fotografías fueron levantadas por ocho víctimas ya que Manuel M. Salgado no contaba con un teléfono o cámara personal.

El resto era ilegible, por las tachaduras con plumón. Los ojos de las personas que salían en el retrato que acompañaba la nota tenían taches y hasta un elemento de la marina llevaba cuernos de diablo con pluma roja. Luego venía un escrito en pluma. De alguna manera resultaba obvio que alguien había recortado la nota y había reflexionado al respecto y un segundo par de manos había vandalizado el recorte con el plumón pero había respetado la reflexión en manuscrita sobre el borde del periódico.

¿Cuál era el propósito de retratar volcanes extintos si eran incapaz de recordar haberlo hecho? ¿Eran desinterados regalos para parientes y amigos de imágenes que se detuvieron un sólo instante frente a sus ojos pero nunca hicieron nido en su cerebro? El rescate de las fotos trivializa aún más la muerte de estas personas, al final se cosechó lo único capitalizable de tal viaje. Esos retratos, traducidos a líneas de video almacenadas en USB's en alguna procuraduría de Colima siempre fue lo único que iba a existir una vez concluida la excursión. Es eso o yo nada más no entendí de qué trata el mundo en el que me tocó vivir. Antes eran sólo las noches, pero ahora también por las mañanas, me confundo más y más.

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