lunes, 25 de junio de 2012

Tarde


Seis años después, el arañazo de esa última infidelidad, germinó en ese tormento tácito que hoy, un martes cualquiera, llenaba su sentir de una amargura grasienta.

La culpa librada ahora era la llaga que esclavizaba su pecho. La sorpresa, el dolor y el miedo ante la promesa de un arrepentimiento eterno; ver por la ventana al sol que va de salida no va a evitar el derrumbe.

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