martes, 26 de junio de 2012

TUV8


Los dedos intentan escribir sobre el pinchurriento teclado de un teléfono pasado de moda. Batallan con la temblorina que desciende desde las manos gordas, intoxicadas de jeringa. Sus labios, alguna vez pintados de un escarlata decadente, consumen el cigarrillo. Devoran casi todo el filtro. De cada beso al pitillo, recoge el humo que éste esconde en su angostura. Los desperdigados transeúntes encogen la mirada y rezan porque el mensaje de texto tenga que ver con una plegaria.
No reza. Ya es inmune a esa agobiante sensación de tener las entrañas raspadas. Se alcanza a leer: "Te conviene verme hoy."
Aunque no se sabe si es soltura o amenaza.

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