miércoles, 24 de diciembre de 2014

CB UE RS AO


Aún despierto me imagino andando en aquella bicicleta que me regaló tu hijo...

Toco el piano. Me gusta ver el sol - desde la sombra. Soy un nervioso de clóset, miento con mi pulso hasta estar seguro que nadie me vea. Mis risas favoritas son sin dientes y a ojo cerrado. No me gusta cómo me veo, aunque me complace quien soy. Por las tardes me seduzco al ver reflejada mi silueta y desorientado trazo mi grandeza. Luego, aún a kilómetros de la realidad, me tropiezo en mi propia enredadera. Si se me cruza alguno lo saludo. Escucho a todos y su eco me sume en este tiempo, tejido tan finamente que el ritmo rasgado de mi existencia me mata pero tampoco permite que me desvanezca. Soy mis tristes secretos y mis planes no escritos deambulando sin prisa y con mal invertida paciencia.

Tú lo sabes, mi fantasma más estricto, más afectuoso. Esta noche vuelve a ser tuya después de un año, hemos cambiado.
Yo, tu encarnada decepción, te hace sentir amarrado a tu invisible trinchera. Sólo perdona el dolor derramado de ambos que se amalgama debajo del piso, en las grietas.

Orujo de ayer, que en mis labios de membrillo quiere articular un porvenir de astillas donde pueda besarla de nuevo a ella.

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