domingo, 25 de enero de 2015

tu minino


Con redes invisibles que te atrapan en un enjambre de ceros, unos y tiempos de espera; ahí vas.
Se erradicó finalmente el silencio, los beats, los motores, las alarmas y ese leeento y aleeeetargado zumbido de aspas gigantescas que va atornillándote a ese futuro de contentillo. Ya no existe la impotencia, ahora con metal se te quita la paciencia -gota a gota, desde la probeta-. Eres adaptable a a este aguacero de imágenes más nítidas que tus ojos y menos miopes que tu memoria. Tu prisa por el tiempo libre empuja a que los bichos, y sus rivales los aparatos, vivan menos; cuando los afortunados (tú y yo -si me conocieras-) ahora duramos más. El láser te arranca tus congenialidades antiestéticas pero es el único que no olvida quien eres, las puertas del edén ya tienen escáner de retina. El láser te borra tus decisiones de la piel pero no las ganas de cagar.
Eres tecnohumano con tropezones de escatología terrenal.

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