
No necesito mi pasado, ni mis ideas, ni gran parte de mi cuerpo para estar contigo. Por eso me mutilo, para no pesarte. Con un ojo, dos piernas, unos cuantos dedos y la posibilidad de un futuro me basta. No necesito que me veas de día y deforme. Con un rato a solas, de noche, tu y yo, lo demás no es tiempo perdido. Sin exigencias torcidas, ni apariencias perecederas, nos permitimos marchitarnos, diluirnos, transgredirnos y juntos, del viento inacabable, impregnarnos.
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