miércoles, 19 de agosto de 2015

Precio & Desprecio


El turbio amor autoprofanado, de una lésbica musa que baila con los hombros y te patea con la mirada, es el diamante de este texto. Es un fetiche que tiene precio, le falta etiqueta y le sobra desdén. Las notas sin letra que me unen a el son lesiones a largo plazo, poco vistosas, poco incitadoras de charlas zonámbulas que poco se recuerdan pero saben a eterno. Yo en aquella sala me hice viejo. Del desenfreno me torné achacoso. Las colillas me han colmando. El insomnio ahora es un fibroso descenso.
Aún así, a ella la quiero aunque jamás lo he dicho; pues no hay porqué. Adorada por una horda de becerros en hoodies y gafas oscuras, siempre me ve de lejos. No le regalo tributo. La comunión de los destilados, ciegos de formación y fatuos de nacimiento, me esquivan sin darse cuenta. Es un slalom de alfombra, reincidente y demasiado lento.
Somos creyentes de catástrofes naturales jamás vividas, por eso presumimos nuestro ingrávido sufrimiento. Nuestros sueños desdentados son la prueba inequívoca de que nacimos siglos tarde, en una inmensa sala de espera; y androides mejor sincronizados con su momento, hacen hambre, se hacen listos y deshacen su caduco reglamento.

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