lunes, 29 de enero de 2018
Dejen dormir a sus muertos
La voz es el anzuelo.
Pienso en antes más que en hoy.
Pego imposible y recuerdos a base de silicón.
Veo frío y me congelo,
más fácil ahora no oír a nadie.
La cabeza es el micrófono de tu muda voz.
Defiendo improbables celos.
Lo que ya no es, gotea de la mirada.
Caigo al techo y me entierro, ya no voy.
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