lunes, 10 de septiembre de 2012

O prime O

Hay dieciséis pisos de frustración de mi escritorio a la calle. Desde la ventana veo las cabecitas. La perspectiva le da un aire a videojuego. Intento controlar a alguno, pero nadie se deja; sólo las gordas palomas... por tiempo limitado.
De vuelta al monitor: noticias, fotos y buscaminas; para cuando tardíamente me entra la consciencia es hora de salir. Soy libre. Nueve estaciones de metro, repartidas entre la rosa y la azul, más cuatro cuadras y veintiún escalones: llegué. La corbata, pesada como correa, cae al piso. Las lucecitas haciendo cascadas entre los semáforos invitan a salir. ¿A dónde? ¿Con quién? Mejor pido pizza. Mejor no pensar en la libertad hasta mañana. Recojo la corbata.

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