lunes, 30 de enero de 2017

fisco y recreo


De tu voz sale el clima en mis sueños. Cada nota que cantas, la tatúo en mi aliento. No siempre estás y yo espero. Luego te vas y me muero. Quiero quererte más y necesito necesitarte menos, pero a pesar de que debo, no puedo.
Cuando llegan, tus lágrimas inundan el cuarto. Al amanecer tus planes cimbran mi tiempo. A lo que tu suenas, yo escucho. En donde te escondes, yo busco. Escribí esto para que me leas si algún día no contesto. Lo grabé en teléfonos de los que ignoras el número.
En tu gruesa piel me lacero. En tus ojos me espino. De tu arrogante independencia me cuelgo, me ahorco y rapeleo por grietas hasta ya no ver tus destellos. Ahí abajo, no me olvido de recordarte y aprendo a tolerarme, a permanecer escéptico cuando maltratado me pido no caer en tu juego.

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